Pole para Sutil

Escribo ahora mismo con las manos manchadas de sangre, sí señor juez, yo maté a Sutil. Y es que, su señoría, no puedo evitar decir estupideces cuando llega el momento, le juro a usted que es como la puerta giratoria de un hotel a toda velocidad, nunca sabes como va a acabar. Tenga piedad de mí señor y no me juzgue mal, pues una chica con el pelo raro me ha obligado a hacerlo todo.

Un día tus demonios te hacen bailar, otro día bailan una conga para ti, y al final aprendes cosas: valoras lo que tienes, reconoces tus errores y buscas un arreglo, utilizas la mayúscula después de un punto.  ¿Qué puedo hacer yo salvo tener buena voluntad y tratar de arreglar todo lo que mi yo del pasado rompió? Tengo la ligera sensación de que hago esta entrada sin sentido para leerla mañana y pensar: «Soy gilipollas, ¿por qué estaría yo de buen humor?».

Sea como sea, mi briconsejo es el siguiente: Odiad a vuestros Diegos (no es requisito que se llamen así, pero sí que sean gilipollas) y reid con vuestros amigos, lo demás es culo de facóquero.

 

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